miércoles

Casa Rural 16/17/18 de Noviembre de 2007

Ya ha pasado bastante tiempo desde nuestro viaje a la casa rural "Casa do capador" en la zona de Ourense y creo que ya es hora de dejar constancia aquí de lo que fue el viaje.
Si hay algún fallo o imprecisión lo siento, pero la mente ya no es lo que era cuando el mundo era joven.
Quede constancia de que esta es mi visión personal y que no tiene por qué coincidir con la de cualquiera de los demás asistentes.
Nota: Se prescindirá de la denominación "companheiros" para intentar que esto no se alargue inútilmente más de lo debido.

Después de algunos ajustes sobre el plan inicial finalmente se decidió salir de Santiago el viernes 16 de Noviembre para así poder aprovechar mejor el sábado.
Los preparativos previos incluyeron la compra de diversos alimentos (esto es un decir porque en realidad casi todo eran chuminadas) y de ingentes cantidades de alcohol (Cuatro botellas de licor café y dos de ginebra así para ir empezando).
El viernes los companheiros que íbamos a acudir a la casa rural éramos: Marga, Carlos, Area, Ana P, Alberto, Merce y yo; el sábado se incorporarían: Ana R, Esther y Rubén. El viernes a eso de las 9:30 pasé a recoger a Area, después a Carlos y después a Marga y Ana P, que estaban tomando algo con Samu. Junto a la gasolinera que está al lado del Hipercor nos reunimos con Alberto y Merce que esperaban allí con su vehículo e hicimos trasvase de equipaje y de personas, yendo a partir de entonces Ana P en su coche.
El viaje hacia Ourense transcurrió entre bonitas y antiguas tonadas, correcto ambiente de viaje y los kilómetros quedando atrás bajó las ruedas.
La casa rural en cuestión estaba como a tomar por culo en medio del monte y después de un tramo de carretera con unas curvas de par y medio de huevos, pero gracias al GPS que llevaba Alberto en su coche llegamos de forma rápida y directa, presentándonos en la casa rural sobre las 11:45.
Tomamos posesión de la casa después de que Maribel (la posadera a la que aún tememos encontrarnos en alguna de las bolsas que nos trajimos de la casa rural) nos hiciera y un tour por la misma y quedáramos sorprendidos por su amplitud, lo bien acondicionada que se veía y lo calentita que estaba gracias a la calefacción (también menos mal porque los 6 o 7 bajo cero de esos días, sin calefacción, seguramente nos asegurarían una muerte lente y sufrida).
Alberto ayudado por Carlos hizo la cena a base es espaguetis con tomate y atún y después de cenar pasamos a lo importante, que evidentemente era dar cuenta del licor café que habíamos llevado. Justo antes de la cena habíamos mantenido una encarnizada lucha con un monstruo que nos esperaba agazapado en la casa rural, una puta abeja, afortunadamente Alberto usó sus dotes de domador de animales para dialogar con ella y persuadirla de que cejara en su empeño de destruir nuestras vidas; evidentemente teníamos que recuperarnos de la impresión con bebida. Esa primera noche fue la más activa ya que la gente aún no estaba cansada y empezamos con la fiesta a eso de las 2. Al calor de la lareita y al perfume de su humo jugamos al Tabú (que por cierto ese día ganamos el grupo de los chicos), que había llevado Area, contamos chistes (Marga y yo incluso representamos un poco el de caperucita y el orujo ¡Por el culo te la estrujo!) y sobretodo se sacaron muchas fotos, pero fotos a tomar por culo, pero a tomar por culo en serio eh. A última hora a eso de las seis comenzó la retirada, la inició Marga que de tanto tomar licor café parece ser que sintió grandes deseos de conocer mejor otras zonas de la casa, por ejemplo el baño, seguida por Carlos y poco después se fueron Ana P, Area y Merce; un rato más tarde Alberto se fue y yo aún me quedé bastante tiempo, pero lo que hice o dejé de hacer tampoco creo que sea relevante aquí.

El sábado por la mañana la salida teórica estaba fijada para las 11:30 pero practicamente unos se levantaban y otros acababan de desayunar Marga y yo iniciamos una fabulosa travesía por el monte no exenta de peligros animales (no nos olvidemos de los cocodrilos y de las abejas) y vegetales (igual alguna planta carnívora) que terminó cuando se acabó el asfalto del camino.
A la una y pico de la tarde iniciamos el recorrido turístico, pasamos por Loña do Monte (hogar de los antepasados de Carlos). pasamos por Mundín y nos dirigimos hacia la zona del cañón del sil por donde seguimos más o menos la senda del río en dirección a Parada do Sil. Hicimos parada en el mirador de Cabezoás y después en Los balcones de Madrid donde hicimos prácticas de tiro de piedra en intento de llegar al río (cosa inútil por el más de medio kilómetros que hay hasta él). Desde los balcones de Madrid nos dirigimos hacia Castro Caldelas localidad don decidimos ir a comer. En el camino en medio de la nada nos encontramos con un semáforo en rojo, yo creo que fue ahí donde quizá perdimos a la persona número 11, era un semáforo mágico.
Comimos en Castro Caldelas en un local con estrella Michelín donde Carlos sufrió un terrible percance que por poco no cercena el maravilloso fin de semana, se manchó el jersey, o eso dice él porque los demás no conseguimos ver la mancha, eso sí, la, en todo momento, agradable regente de local le ofreció ácido para limpiar la mancha y Carlos la rechazó con la cortesía a la que nos tiene acostrumbrados. Después de comer visitamos el castillo de Castro Caldelas, bueno, lo que se dice visitar visitar lo visitamos Alberto, Ana P y yo, Carlos se pasó casi todo el rato escondido detrás de una puerta con intención hacer una broma que no consiguió hacer y el resto tomando el son el lo alto de la torre del homenaje.
Desde Castro Caldelas partimos hacia Ourense donde habíamos quedado en reunirnos con Ana R, Esther y Rubén. Durante el viaje en nuestro coche disfrutamos de hermosas tonadas, entre ellas la de Flores Raras llamada también Flores Raras y por subtítulo para nosotros "Qué coño pinto aquí, qué hago con mi vida, que ha sido del amor en los tiempos del SIDA" (Este tema merece más extensión, pero la recibirá en su momento en un post propio).
En Ourense pasamos un frío de cojones, nos reunimos con los recién llegados, tomamos Coca Colas y otros brebajes y nos volvimos hacia la casa rural.
Una vez llegamos a casa (después de saludar al marido de Maribel que quería alcoholizarnos más de lo que ya estábamos) preparamos las cosas para cenar que consistían en empanadas traídas ese día por los nuevos (que además nos reabastecían de licor café, casi agotado el día anterior, y añadían vodka al bar), cenamos y volvimos a lo de beber. Esa noche la diversión fue menos porque la gente ya estaba cansada, algunas sufrían de resaca, alguna (Ana R) estaba enferma de catarro y en general el ambiente se estaba enrareciendo, cosas que acabó de ocurrir cuando en un momento determinado a todos nos dio la impresión de que faltaba alguien, nos contamos y no faltaba nadie, pero había indicio de que en todo momento habíamos contado con alguien más y ahí nos embargo el misterio de la persona número 11.
Jugamos al Tabú (esta vez ganó el grupo de las chicas) y también a las películas, actividad esta que no acababa de animar a la gente, su punto álgido fue cuando se empezó con las películas porno, en especial mis propuestas de "Tarzán y su puta madre buscan piso en Alcobendas" y "Romeo y su nieta dan por culo a Julieta", películas que nunca he vista, en realidad creo que ni son películas sino grupos de rock, pero lo importante era pasar el rato.
Hubo un extraño intento en no ser el primero en irse a la cama aunque la gente se veía sobrada de ganas, finalmente sobre las cinco y pico todo el mundo comenzó la retirada. Yo me quedé hasta las siete, más o menos, tiempo que aproveche para hacer algunas cosas, sacar fotos de la casa, escribir un par de cosas y mirar el fuego un rato.
El domingo nos levantamos y sufrimos algunos problemas con el agua caliente, el principal problema era que salía fría. Más cerca de las dos que de la una y media abandonamos la casa y fuimos a ver el monasterio de San Pedro de Rochas muy bonito (a pesar de las luces discotequeras y de la grabación que se iniciaba tras introducir 50 cents en una maquinita) y en un paraje precioso con senderos que incitaban a ser recorridos, pero no lo suficiente para que nosotros lo hiciéramos evidentemente. Acto seguido fuimos al parados de San Estaban y después comimos en un restaurante que estaba un poco antes del parador (Si no me equivoco se llamaba San Roque, si me equivoco pues bueno) donde un camarero más raro que peculiar nos atendió, eso sí muy amablemente y no como la risueña señora del día anterior en Castro Caldelas. Sobre las cinco nos dimos cuenta de que la noche se nos echaba encima y decidimos apurar un poco para intentar aprovechar un poco la luz que nos quedaba. Camino del embalse de San Esteban nos "aparamos" a una curva y nos sacamos las pertinentes fotos de familia en marco incomparable y seguimos la ruta a toda hostia. Desde nuestro coche vimos un corzo en la carretera y fuimos circulando un poco cerca de él hasta que desapareció en el monte. Paramos en el embalse de San Esteban, foto foto, qué grande, qué grande y seguimos camino. Paramos en los Peares, donde se junta el Miño y el Sil y donde una carretera sobresale de a montaña y ya casi de noche continuamos intentando llegar con algo de luz a la zona de la Cova, donde el Miño hace una curiosa curva. Allí llegamos casi sin luz, pero, por lo menos para mí, fue curioso ver el río desde allí cuando ya era casi de noche porque sólo lo había visto de día.

Iniciamos el retorno hacia Santiago con un poco de tristeza, porque aunque no lo parezca somos persona, no voy a decir con buen, pero diré que por lo menos con corazón y ahí fuimos en el coche comentado cosas sobre nuestros bonitos sentimientos oh. Paramos en Rodeiro a echar combustible y seguimos hacia Lalín donde tomamos algo en un bar para despedirnos. Ahí nos separamos y pusimos punto y final a nuestro viaje a la casa de turismo rural.

PD: De Lalín a Santiago llovía de cojones. En nuestro automóvil fuimos escuchando la bonita tonada Bohemian Rhapsody de Queen la cual tuve que traducir simultánemente a petición de las pasajeras del coche y posteriormente ofrecer una enorme muestra de frikismo al explicar detalles y circunstancias del grupo británico. Llegando a Santiago se reblandeció la puta gominola coruñesa que me pegaba el pie al embrague pero la cosa no fue a mayores. Dejamos a Area en su casa y después dejé a Carlos y a Marga y yo me fui para mi garaje para encontrarme litros de alcohol (como diría Ramoncín) y unos zapatos de Florentino.
Y así termina una historia más de los companheiros da luita, como dijeron aquellos, nos vemos en la gira del próximo milenio.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Un relato moi interesante, pero ten un fallo: ester???

Anónimo dijo...

Bueno, unha h máis ou menos... :) Sintoo, así que edito e cambioo.

Anónimo dijo...

Qué panda de hijos de puta que sois! me habéis abandonado a mi suerte!por dios, venid a buscarme que en ourense las noches son muy frías!

Choco dijo...

Supongo que está guay, no leo textos tan largos sin dibujos.

Anónimo dijo...

Sabía que la foto tenía que ir en medio...